Alimentandome

Era una noche fría, el viento soplaba incontrolablemente. En mis brazos tenía el cuerpo de la niña que habia escogido para alimentarme. La luz de ojos se habia ido y nunca volverian a brillar de ese modo.
Sus gritos sonaban en mi cabeza y el recuerdo de como clave mis colmillos en su piel me hacia sonreir. Succione lo que restaba de su sangre para luego quemar su cuerpo con mis manos. Estaba llena por ahora pero mis ojos brillaban de sed de ver a alguien más morir. Su dolor me motivaba. Espere escondida tras un árbol, limpiado la sangre que cubría mi rostro.
-Esperemos a alguien más......- reí.

El viento trajo consigo uno de esos malditos y asquerosos ángeles. Se sentían lo mejor que podia caminar sobre la tierra. Pero esta mujer parecia tener experiencia sin embargo sus ojos estaban llenos de una irá, no solo hacia mi sino hacia muchas cosas.
Reí a carcajadas y mis ojos se tornaron rojos.
-Maldita seas, quién crees que eres para hacerme preguntas?-
mi tono era molesto pero sin interés. -Mató por placer y necesidad. Y lo que haga o deje de hacer no es de tu incumbencia.-

De mi melodiosa voz salieron unas enormes carcajadas. Angeles que se creen lo mejor de todo, que rayos me importará que fuera o no su hogar. Su mirada fría se topaba con la mía llena de sed, llena de irá y de odio.
-Tu territorio?- dije en tono burlón. -Este no es tu territorio, tu llegaste aqui por que querías, más no es tu lugar. Qué no los ángeles deberían estar en el cielo por sus buenas acciones? Bakersfield o no, me vale un comino. Y no me das miedo.- dije enseñandole mis colmillos.
No habia forma de que este ángel me derrotaria.

-No me interesa que me respetes o no. Y la verdad esto de hablar contigo es la peor flojera de mi vida.- dije dando media vuelta. -Ahora si no tienes nada más que decir, será mejor que vea como divertirme ahora.... Adios ángel...- Dí media vuelta y comenze a salir del lugar, muriendo de risa.

De un momento a otro sentí un par de manos llevandome en el aire. Y mis poderes no pudieron hacer nada contra este maldito ángel. Volamos por encima de Bakersfield.
-Eres una maldita! Quién rayos te crees para cargarme de ese modo? Te arrepentirás, te lo juro.- dije molesta. -No importa donde me dejes, siempre volveré.-