Habitacion de Anne.

Entré en mi habitación, estaba oscura y callada, silenciosa que incluso daba miedo estar alli sola encerrada, encendí la luz y me encontré con el espejo que me devolvía mi reflejo, sorprendentemente una sonrisa enorme estaba ahí en mi rosotro, él la había puesto ahí, este había sido el día mas extraño y genial de mi vida, para alguien parecería insignificante pero para mi era especial. Me di la vuelta y me tumbé sobre la cama viendo hacia el techo y pensando en los últimos momentos que habían pasado, su rostro tan cerca de mi, sus manos sobre mi cuello... y lo había admitido no era humano, ¿que era entonces? me pregunté un tanto desesperada y si solo me había seguido el juego... probablemente.

Pronto me di cuenta que estaba axausta, había pasado todo el día fuera con Edward Cullen, su rostro pálido como roca y sus dorados ojos como miel liquida estaban grabados en mi mente llevándose consigo todo recuerdo amargo sobre Jackocbsob. Me metí a duchar, el agua helada cayendo sobre mi espalda revivió la sensación que causaba el tacto de aquel chico, sonreí para mi misma. Me puse el pijama y me preparé para dormir, apagué la luz de la habitación y a tientas busqué mi cama, me metí en ella y cerré los ojos, sentí como si me hundiera en una infinita oscuridad que pronto se tornó verde convirtiéndose en un frondoso bosque.

Caminé a traves de los arbustos esquivando algunas ramas que sobresalían queriéndome impedir el seguir adelante, llegué a un claro y una figura alta se encontraba de espaldas, su cabello cobrizo brillaba con la luz del sol que apenas se infiltraba por los pequeños huecos que el dosel de hojas dejaba entrar. Sonreí abiertamente y me acerqué con confianza.

- ¿Edward?

Me encontraba volando por el cielo nocturno, de noche era la única oportunidad que tenía para desplegar mis alas y sin temor de ser visto por los humanos, en ese momento sobrevolaba los alrededores de la mansion para conocer un poco mas, entonces desde las alturas pude observar un auto que se dirigia a toda velocidad a la mansion de a lado, un Aston Martin, lo que mas llamo mi atencion fue lo que me hacia percibir, era algo extraño que habia sentido solo en un par de ocaciones, ambas muy especiales.

¿Vampiros? me pregunte mientras lo seguia a toda velocidad desde las alturas, me preguntaba si ese seria el hogar de un aquelarre de vampiros, descendi y me escondí detras de un árbol para observar desde la oscuridad sin hacer el menor ruido posible, esperando que no pudieran percibir mi olor. Escuché la aterciopelada voz de un chico en el interior y despues una conocida que me desconcertó. ¿Annette Crawforth? Imposible.

Seguí esperando hasta que alguien bajó... era ella, la misma chica extraña de instituto, se despidio y se alejó hacia la entrada y desapareció por la puerta principal, muchas preguntas llenaron mi cabeza en ese instante y era ahi cuando me enteraba que mi vecina era nada mas y nada menos que Annette desquiciada Crawforth. Esbocé una sonrisa satisfactoriamente, la suerte estaba de mi lado.

Cuando estuve seguro de que nadie me vería volví a emprender mi vuelo alrededor de esa mansión donde a partir de ahora mi atención estaría enfocada, viré a la derecha y me llamó la atención una luz que se encendía en la segunda planta, la luz contrastaba con la noche, probablemente era su habitación. Me acerqué y me posé en una rama de el arbol que estaba enfrente, la observé a travez de la delgada cortina de seda que cubría el ventanal; despues de una hora las luces se volvieron a apagar y todo quedo otra vez en penumbra total. Salté del árbol hacia su balcón, pusé una mano sobre el seguro de la ventana, dudé unos segundos hasta que me decidí a abrirla.

Annette Crawforth yacía sobre una gran cama con dosel, su habitación era sencilla, me acerqué mas a su cama, se veía tan cálida y linda, serena y tranquila que por un momento sentí algo extraño revolotear en mi estomago. Me preguntaba si en aquel instante en que su mente estaria relajada yo podria entrar a ella y ver sus pensamientos.

Me concentré y cerre mis ojos, entonces pude ver lo que pasaba por su mente, un chico palido como una roca, de ojos dorados y apariencia extraña un vampiro sin duda; las imagenes pasaban una tras otra como una pelicula, un parque, despues el tan cerca de ella, risas... gruñi por lo bajo, ella parecia encantada con el vampiro. De pronto esa nube de imagenes se convirtio en un bosque verde, ella caminaba aprisa, la segui, pero ella no notaba mi precencia era solo una capa invisible para sus ojos, llego a un claro y se encontro con la espalda de alguien a quien reconoci como el vampiro.

-¿Edward?-llamo ella y el vampiro volteo, su mirada no parecia la de uno de ellos, era diferente, dorada, el le sonrio ligeramente y extendio su mano.

Senti un coraje desenfrenado correr cada centimetro de mi cuerpo, ella parecia idolatrarlo sin saber el peligro al que se exponia y no dejaria que otro que no fuera yo le quitara la vida, concentrandome de nuevo empece a controlar su sueño.

[eres perverso... me dejas a mi la parte mala ¬¬ me las pagaras]

El se giró, sonrió y sus ojos dorados se clavaron en los mios, tomé su mano la cual estaba fría, de pronto su apretón se volvió mas estrecho, mas fuerte y su sonrisa era mas abierta, aunque su calidez se tornaba tan fría como su piel y sus ojos se volvían oscuros.

-¿Edward... que pasa?-le pregunté, mi voz temblaba... ese no era el Edward Cullen que yo había conocido.

Tiré de mi mano para safarme de él pero no cedió.

-Déjame... me hace daño-titubé poniendo ahora la fuerza de mi mano izquierda tocando de nuevo su gelida piel, fuerte como una roca se mantuvo firme.

Su delgada sonrisa, perfecta se ensanchó dejando relucir unos perfectos dientes blancos, estaba temblando, completamente asustada, queriendo alejarme de él pero no me lo permitía.

[lo se... soy un villano genial (preguntarle a jime)]

Ahora la veía como si yo fuese el vampiro que estaba delante de ella, entonces lo entendí y sonreí mas ampliamente; tenía su delgada y fragil muñeca apresada en mi mano, la sustuve fuertemente, ella forcejeaba pero era demasiado débil; de un tirón la atraje hacia mi pegándola a mi pecho, todo su cuerpo temblaba en torno al mio, su corazon retumbaba y pude oler su sangre, fresca... dulce y algo intenso e insoportable quemó mi garganta, aspiré hondo y ensanché mas mi sonrisa mortrando ahora unos afilados colmillos.

-¿tienes miedo Anne? -le pregunté con sorna ladeando mi cabeza hacia un lado- ¿que sucede... no somos amigos acaso?

Con mi otra mano le aparté delicadamente unos mechones de su cabello que ocultaban su cuello y vi una vena dilatándose ahí por donde su sangre fluía intensamente. La llevé contra un árbol recargando su espalda sobre el tronco y acaricié suavemente su mejilla.

-Amigos?-pregunté con sarcasmo mientras hacía mi cabeza a un lado para evitar que me tocara- yo no soy amiga de un sucio traicionero...

Tragué saliva, estaba demasiado confundida, no tenía idea de porque Edward había cambiado de aquella manera, ¿donde había quedado el chico agradable que conocí? ya no estaba segura de nada, sabia que no valía la pena luchar contra él, era mas fuerte que yo, pero tampoco le daría la dicha de verme aterrorizada como un conejo, tenía miedo pero no me iba atrever a demostrarlo; aclaré mi garganta y sonreí.

-¿crees que te tengo miedo? Pues te equivocas-le espeté con asco- dime que eres y termina con esto de una vez... a la muerte no le temo tampoco...

Me reí entre dientes y me acerqué a su oido para susurrarle suavemente con esa voz aterciopelada de vampiro.

-Soy... un vampiro, y beberé tu sagre; no me importa si me tienes miedo o no... si deseas morir o si deseas vivir.

Me acerqué a su cuello y con la punta de mi lengua acaricie su cuello, oliéndolo, percibiendo el aroma de su fresca sangre... delicioso, irresistible. Abrí mi mandíbula y presioné mis colmillos contra su fina piel y pronto pude sentir la sangre fluir por mi boca saciando la sed intensa y calmando la quemazón que había sentido en mi garganta; la sostuve en mis brazos al momento que se desplomó como si fuera la fragil pluma de una de mis alas.

Sus colmillos se hundieron en mi cuello, senti un dolor que jamas habia sentido, mas era el dolor interno que el dolor fisico, mi corazon latia demasiado rapido, abri los ojos abruptamente, quise apartarlo pero no lo logre mi fuerza se escapaba como mi vida, cerre mis ojos ante mi debilidad y de nuevo todo se torno oscuro... Edward Cullen era un vampiro.

Abri de nuevo mis ojos, alarmada, por un momento solo segui viendo la oscuridad, convencida de que habia muerto, pero las imagenes comenzaron a aclararse, estaba en mi habitacion tumbada sobre mi cama, respiraba agitadamente como si hubiera corrido miles de kilometros, encendi la lampara de la mesilla de noche, estaba horrorizada, queria convencerme de que habia sido solo una pesadilla por mas real que pareciera, habia tantas cosas que encajaban...
su actitud ante el olor de mi sangre brotar de mi labio, el cambio de color de sus ojos, habia olfateado mi cuello, sus reflejos... su belleza... frialdad... todo encajaba ahora. Me lleve una mano al cuello...

-"si hubiera querido matarme ya lo hubiera hecho"-pense para mi misma, necesitaba ver a Edward...