solo a mi me pasa esto

Estaba demasiado aburrida en casa, todos los días era lo mismo, era una víctima de la rutina de mi vida diaria, mis amigos, no tenía idea de donde estaban, mi familia... empezaba a dudar si realmente tenía una.
Caminé sin rumbo por los caminos del parque, escuchando cada sonido, el viento, las aves, fuentes... percibía el olor fresco del aire y me hundí en mi propio mundo creando de nuevo fantasías irreales, y de pronto el rostro perfecto de un chico opacó lo demás, su belleza siempre opacaba, mientras mas quería olvidarlo, mas estaba allí presente. Olvidé que iba caminando, olvidé todo, entonces, topecé con una roca y caí hacia un charco de agua.

-"Demonios"-pensé molesta mientras caía al suelo-"solo a mi me pasa esto"

Aproveche ese día para dar un paseo por el parque. Según el pronóstico estaría nublado todo el día y no tendría problemas con mi condición.
Camine por las calles, confundiéndome entre la gente; mirando de vez en cuando algunos rostros y escuchando sus pensamientos. Pase por al lado de una joven que tuvo una reacción extraña. No supe que le ocurría pero avecine lo que se venia después.
Gire mi rostro y vi un charco de agua frente a sus ojos y su cuerpo cayendo en dirección a el. Me moví tan rápidamente que nadie lo notó. Coloque mi mano en su abdomen y la sostuve, amortiguando el golpe y evitando que se mojara. Solo sus cabellos se empaparon de agua.
La levante mientras sujetaba uno de sus brazos.
-Estas bien?-
Le pregunte mientras la soltaba delicadamente. Mi piel fría había hecho contacto con la suya por encima de su prenda.

[Lo siento, no puedo dejar que te caigas y yo sin hacer nada ]

[ok, bien no importa]

Estaba dispuesta a recibir el golpe y mojarme con él agua, era demasiado tarde para reaccionar, cerré los ojos esperando el impacto, entonces sentí un tacto gélido en mi abdomen, no sentí en contacto con el suelo, así que estuve segura de que no era agua, abrí los ojos y me encontré con un chico, apuesto, su rostro era muy hermoso, perfecto, su cabello bronce y su piel demasiado pálida, incluso mas que la mía, le miré a los ojos los cuales eran de un color dorado como la miel; me había recordado tanto a ese otro chico en el que pensaba antes de caer, mi corazón empezó a latir con fuerza, apreté mis labios e intenté controlarme, aquello se hacía mas fácil cada día, suspiré hondo y percibí un delicioso aroma. Me colocó de pie con facilidad y luego me soltó delicadamente.

-Si... estoy bien-respondí mientras sentía como el calor subía en mi cuerpo y un cosquilleo en mis mejillas me decía que me había sonrojado- gracias.

Quise sonreirle, pero no supe si era adecuado, volví a respirar y mantuve el control en mi.

Me miraba fijamente, por mi propio orgullo le devolvía la mirada sin intimidarme.

-Anne Crawfoth-le respondí amablemente- El placer es mio.

Respiré aliviada, al menos ya habían pasado un par de minutos y no le había gritado, ni él me había mirado con intensiones de asesinarme. Sonreí mas segura y aliviada de que el a pesar de ser tan perfecto tenía educación. Su gesto había sido... extraño, como un cabellero, no conocía a muchos chicos de su edad que repararan en eso, a ninguno en realidad, eso era lo de menos. Me pasé los mechones sueltos de mi cabello por detrás de la oreja, aún estaban húmedos.

-Enserio... estoy agradecida, de no ser por ti ahora estaría empapada y... adolorida-solté una risilla nerviosa-a veces... suelo ser muy distraída.

Miré hacia todos lados, había estado distraída, pero era demasiado perceptiva en cuanto a las demás personas que me rodeaban, y de algo estaba segura, ese chico no se había encontrado cerca de mi en aquel momento, de haber sido así me hubiera dado cuenta de ello, no era de la clase de personas que pasaban desapersibidas ni siquiera por mi.

-Espera, no es que me importe demasiado, solo es curiosidad ¿pero de... donde has salido? -rodé los ojos- em... a lo que me refiero es que... estoy segura que no te encontrabas cerca de mi como para haber reaccionado de esa manera tan... rápida.

De nuevo sus hermosos ojos se encontraron con los míos, le sostuve la mirada, insistente; su respuesta última no me había convencido del todo, yo si estaba distraída lo concebía, pero segura de que el no había estado a un par de pasos de mi, completamente; decidí no indagar mas en el asunto, sus palabras eran demasiado convincentes, aunque su rostro pareció tornarse tenso, no titubeaba al responder, eso solo significaba que era buen mentiroso o simplemente decía la verdad, yo prefería creer la primera de mis supociciones.

Lo dejaría pasar por esta vez, si... tal vez la última que lo viera, Los Angeles era tan grande que no siempre te encontrabas con las mismas personas por casualidad; sin embargo, ese chico, Edward Cullen tenía el presentimiento de que ocultaba algo, parecía tan misterioso... si me gustaban las cosas misteriosas, aunque no conocía muchas, en realidad ninguna, y cuando me topaba con ellas siempre terminaba mal.
Sonreí simplemente, era solo un chico, intenté convencerme.

-Si, puede que tengas razón-me limité a responderle, aunque mis palabras parecieron escuchars a la defensiva, me aclaré silenciosamente la garganta y continué-dime... Edward... ¿vienes muy seguido por aquí?

Su propuesta me tomó de sorpresa, admito que no lo esperaba, si, estupidamente en esto de tratar chicos era una completa novata, no estaba segura si debia aceptar o no, pero el me ofrecia algo que yo necesitaba: estar fuera de casa mas tiempo.
Aunque no sabia si estaba bien aceptar su propuesta, apenas lo conocia, tan solo sabia de el su nombre, pero no aparentaba ser una mala persona.

-"las personas no son lo que aparentan"-me dijo una voz en mi cabeza

Gruñí, por lo bajo. Yo tenia que saber mas de el... algo me hacía querer conocerlo un poco mas, era de esa clase de gente que atrae, no por su belleza exterior si no por sus actitudes.

-Esta bien-acepté sin miramientos, no sonreí simplemente tomé por compañera a la cortesía- donde gustes y cuando quieras.

Empezamos a caminar, el avanzaba con pasos ligeros y con una gracia elegante, le alcancé e intenté hacer que mis torpes pasos no desentonaran mucho con los suyos aunque mi intento fue en vano, yo no tenía mucha gracia y eso no iba conmigo, así que me resigné y mejor seguí su ritmo, caminaba rápido.

Percibí la tensión en él, y cuando levanté mi vista vi una especie de agonía reflejarse en sus dorados ojos; me hubiera gustado saber lo que le pasaba, podría ayudarle, decidí dejar las cosas así, movió ligeramente su cabeza, el quería olvidar; al siguiente instante el formuló una pregunta y yo estuve agradecida de que lo hiciera, reteniendo así mis impulsos de ser una entrometida; sonreí y esperaba que mi mueca pareciera natural y no un poco forzada.

-Si... bueno no... ok mas o menos... un poco a las afueras-respondi titubeando- y tu? supondría que si, ya que has mencionado que vienes muy seguido... pero eres una personas tan... llena de sorpresas que entonces creo que mis suposiciones son falsas.

Me rei ligeramente, a veces me complicaba mucho yo sola, ¿que no me bastaba simplemente con preguntas simples?

Me volví a reír y luego me sonrojé, sentía su mirada posada en mi, no podía hacer lo mismo o volvería a tener que saludar al piso desde muy cerca; el hecho de que me mirara atentamente me ponía nerviosa, sus sonrisas capaz de derretir a cualquiera, su voz... todo en él; quité eso de mi mente, solo eran tonterías superficiales, mejor sería responderle antes que notara que yo era como las demas personas que se le quedaban viendo, admiradas y embobadas, mientras pasabamos por su lado.

-Vaya... si que es lejos. Sorpresas... pues no se... eres diferente, tu debes de saberlo mejor que yo... si miras a tu alrededor te daras cuenta de a lo que me refiero; eres interesante, no eres nada predecible... no te conozco mucho... pero algo me dice que tengo razón... hay mas de ti que tal vez yo no podría imaginar... aunque tambien puedo equivocarme y solo estoy fantaseando... me dirás probablemente que, efectivamente fantaseo demasiado y yo te responderé que lo se... pero no dejaré de pensar lo que pienso.

Le lancé una sonrisa inocente y me reí, esperaba que me hubiera entendido.

Se había acercado mas a mi y cuando habló su voz se escuchó vagamente diferente, pude percibir su aliento muy de cerca, frío y gélido, me guiñó un ojo y siguió caminiando, no tenía idea de que pretendía, primero parecía querer mantener la distancia, después se acercaba de mas, si, el era un caso muy raro...

"Hay mucho sobre mi que no podrías imaginar"

Esa frase quedó grabada en mi y escuchaba el eco de sus palabras resonar en mi mente, seguíamos camiando, esperaba que no faltara demasiado.

-Si... ¿como que eres un asesino en serie?-le dije de manera divertida arqueando una ceja- y justo ahora me llevas al lugar donde me matarás...

Le devolví la sonrisa y luego dejé las burlas a un lado para añadir en un tono mas casual.

-Mejor sería que no me retaras de esa forma tentadora.. si no... no descansaré hasta averiguar que eres realmente, si... es que eres algo.

Se había detenido en seco, inmóvil, de pronto entre la oscuridad de la noche pareció una estatua tallada en mármol, por un momento creí que se echaría a correr hacia otra dirección y me dejaría allí plantada, pero no se movía, no hacía nada, me preguntaba si le pasaba algo; cuando estaba a punto de formular esa pregunta en voz alta sacó su movil y objetó que llamaría a su padre para avisar que se retrasaría, me encogí de hombros y lo esperé.

Cuando terminó de hablar avanzó hacia mi de nuevo, parecía mas relajado, caminamos un poco mas y llegamos, me invitó a pasar.

-Claro, entremos-respondi devolviendole la sonrisa

Edward entró detrás de mi, el bar era un lugar agradable, no demasiado amplio pero con ambiente tranquilo, se escuchaba una musiquilla en el fondo mientras la gente charlaba en sus mesas las cuales la mayoría eran para dos personas, él pidio una y la camarera nos condujo hasta una un poco en el fondo, nos sentamos y la chica dejó dos cartas sobre la mesa, se alejó sin apartar la vista de mi acompañante.

Tomé la carta y la examiné, sin apartar del todo la vista de él.

-Una limonada estara bien- dije después de unos minutos mientras dejaba el menú sobre la mesa.

Le sonreí despues, su compañía era agradable, me gustaba su prescencia, su forma de actuar, era diferente a los demás chicos que había conocido; a excepcion de mi amigo Travis, para los demás chicos del mundo yo era una especie de bicho raro y una fiera imposible de tratar.

-Cuentame de ti, Edward... -le insistí tatando de romper el silencio repentino e incómodo que se había hecho entre nosotros dos mientras aún veía la carta- si no te importa claro...

Escuché con atención su historia, la cual parecía muy resumida, demasiado corta, tal vez no quería hablar mucho de él, no era quien para entrometerme, su vida parecía ser simple y como cualquier otra.

-Piano... interesante-dije mas para mi que para él, la musica de piano era de mis favoritas- Bueno, yo nacía en un pueblo llamado Dunkeld, en Escocia, mis madre siempre opino que Dunkeld era... aburrido, asi que despues viajamos a norteamerica cuando tenia aproximadamente 11 años; ellos no se llevan nada bien... ella siempre viaja y el siempre trabaja asi que la mayor parte del tiempo, por no decir siempre, estoy sola en casa; mi vida es del colegio a casa y viceversa, solo en ocasiones salgo para... distraerme... y no tengo demasiados amigos... practicamente esa es mi vida... -me encogi de hombros y sonrei ligeramente- uno se acostumbra despues de años...

La camararera dejó el par de limonadas sobre la mesa, Edward le dio las gracias y ella se retiró mientras yo sentía su mirada clavada en nosotros, era algo incómodo a decir verdad, prefirí ignorarla, tomé mi bebida y di un pequeño sorbo, estaba algo sedienta.

Puse mis manos sobre la mesa y clavé mi vista en ellas mientras sonreía un poco divertida a la vez, ¿de pronto mis manos eran tan interesantes y divertidas? era algo estúpido; volví a levantar la mirada y me encontré de nuevo con esos hermosos ojos dorados, Edward jugueteaba con el florero que estaba entre nosotros.

-No tienes que hacerlo... -le dije serenamente- ser mi amigo-aclaré y luego me reí- no es necesario sentir lastima por mi... asi soy feliz-me encogi de hombros y continue- aunque para ser sincera... si me gustaria que fuesemos amigos... te lo he dicho, me agradas, eres alguien con quien si se puede hablar y espero que esta no sea la primera y la ultima vez que nos volvamos a encontrar... esnserio...

Iba a seguir hablando pero el calor en mi cuerpo aumentaba y sentí mi sangre ardiendo por mis venas, me mordí el labio inferior y me rasque la frente con nerviosismo, no solia llegar tan lejos con una persona, menos con un chico al cual acaba de conocer, mis ultimos recuerdos se remotaron hacia un par de dias antes cuando conoci a Engel Jackocbosb, el chico nuevo del instituto, casi tan igual y perfecto que Edward, con la diferencia de que Edward era mas amable, educado y sobre todo que no le había gritado en nungun momento.

Aparté mi mirada de el chico que tenia enfrente y volvi a beber del vaso casi hasta la mitad.

Lo observaba detenidamente, sus expresiones que cambiaban constantemente aunque no se notaran demasiado, era normal en una persona nerviosa. Me agradó escuchar salir de los labios de Edward con esa aterciopelada voz tranquila y serena que a el tampoco le gustaría que fuera la ultima vez, estaba a punto de preguntarle algo mas sobre el cuando el volvio a preguntar algo mas acerca de mi.

-Si... mi padre... se podria decir que mi madre, pero como te he mencionado siempre viaja, la mayor parte de mi familia estan en Francia e Inglaterra... los conozco muy poco. Y tu... me has dicho que tienes hermanos... se escuchará extraño... pero ¿como es una vida con una familia de verdad?

Le sonreí, era una curiosidad grande, había dicho que era adoptado por la familia Cullen, pero aun asi debia tener una buena familia, su educacion era integra y su voz se habia escuchado jovial al mencionar a sus hermanos.