Por la playa...

Era mi día libre. Hacia días que no me escapaba de mi departamento en los Ángeles y sinceramente, una chica de 15 años necesita salir a dar vueltas sin rumbo de ves en cuando.



Hoy era día de playa. El día estaba horrible, las nubes amenazaban con llover y las olas parecían tan feroces como en esas películas de terror donde una ola gigante voltea un bote y la gente tiene sobrevivir. Por eso el día era perfecto, la gente no iría a la playa con este clima y podría desplegar felizmente mis alas por un rato.



Llegue a la playa y camine hasta la orilla, me saque las zapatillas y sumergí un pie en el Mar. El agua estaba congelada. Mientras consideraba mis opciones de regresar a casa o volar un rato sentí algo moverse en mi dirección y voltee asustada.



OFF: yaaaay!!! espero SI responderte en este rol xDD

Suspiré, estar ahí mirando el agua era aún más aburrido que estar sola en casa.
Por lo menos en el departamento podía comer kilos de chocolate o ver televisión.
Me levanté y me sacudí la arena de la ropa mientras emprendía el viaje de vuelta a casa.
Ni siquiera me dí cuenta de que había una chica cerca de la orilla (ni me sorprendí, era común en mí ser tan despistada) sin embargo ella pareció sorprendida, y se asustó al voltear hacia mi lado.
"¿Tanto asustaré?" pensé, confundida.
-Eh...perdóna.-murmuré, sin saber muy bien qué decir.

La mire por unos segundos, definitivamente había algo raro en esa chica, su presencia no se sentía como la de los humanos comunes y corrientes pero no era exactamente un ángel o un demonio.

Decidí acercarme un poco más para verificar la información que ya tenía. Se trataba de una chica y parecía común y corriente, pero su flujo de energía no decía lo mismo.



- Hola - dije con una sonrisa, Engel me mata si se entera de que estoy haciendo vida social con desconocidos. – No te preocupes, no me asuste tanto – extendí mi mano y le volví a sonreír – Mi nombre es Sophie… y el tuyo?

La chica me sonrió, parecía amable. Pero yo no le regresé la sonrisa.
No porque me haya caído mal, porque simplemente estaba deprimida y no tenía demasiadas ganas de simpatizar con desconocidos.
Odiaba ser tan bipolar...
"La chica no tiene la culpa de que sea una loca" pensé, y le dirigí una mueca muy parecida a una sonrisa.
-Mucho gusto.-dije, estrechándole la mano.-Yo soy Diana.