La dirección

Había llegado tarde a clases otra vez, la verdad es que no me importaba, había estudiado la secundaria al menos unas 6 veces, pero me parecía entretenida la experiencia entre humanos, además llevaba poco tiempo en Los Angeles y que mejor manera que matar el tiempo que aparentar ser el adolescente de 17 años llegado de Nueva York.

Ya llevaba 3 meses en el instituto y ya tenía la escuela a mis pies, los humanos se sentían atraidos por mi y eso me facilitaba las cosas como nunca.

Estaba revisando mi casillero cuando una chica se acercó a mi algo perdida.

La miré levantando una ceja. Su aroma era bastante peculiar. Decidí gastarle una pequeña broma.

- ¿Te parezco un guía turístico? -. Le pregunté con fingido desinterés, vi que me observaba atónita por mi antipático comportamiento, eso me hizo sonreír gosozamente-. Era una broma-. Le aclaré-. Si se donde esta el salón de deportes...-. Dije disfrutando el hecho de saber que estaba perdida.

Comencé a caminar sin responderle, esperaba que entendiera que eso significaba que debía seguirme, mi caminar era seguro y abasallador.

Pasaron dos chicas de primer año y me observaron curiosas, les sonreí y continué caminando, vi que la chica perdida caminaba a mi lado.

- ¿Deportes en la primera hora? ¿Eres de penúltimo año? -. Le pregunté observando mis libros.

Por primera vez desde que me había abordado en el otro pasillo la observé con detenimiento mientras caminabamos, pareció darse cuenta de mi mirada exaustiva.

- ¿Acaso parezco de penúltimo año?-. Pregunté con un dejo de soberbia mientras abría mis brazos mostrándole lo obvio mientras sonreía de medio lado-. Voy en último año.

Su aroma era francamente delicioso, pero no lo suficiente como para volverme loco. Observé su piel pálida, su contextura delgada, todo lo contrario a la mayoría de las chicas del instituto, quienes parecían rendir culto al sol y sus bondades.

- Te espera un curso fascinante-. Dije con cierta satisfacción irónica, recordando a algunas chicas de aquel grado, unas verdaderas arpías, sería interesante saber como tratarían a la chica nueva, se formó en mi mente una imagen no muy agradable, arrugué mi frente, la chica, a pesar que no la conocía, tenía algo que me agradaba, quizás eran sus ojos curiosos. Quizás si las arpías de su nuevo curso sabían que era amiga mia no la tratarían mal... era una opción.

- Esperaba que constataras que lo anterior era un ironía-. Dije mirándola con una mueca burlona.

Otras tres chicas se cruzaron en nuestro camino, a mi me miraron con complacencia mientras que a la chica a mi lado la miraron con desdén, eso me hizo sonreír con malicia, los humanos eran seres curiosos.

- Eres bastante audáz para ser una recién llegada-. Comenté mientras cruzabamos el aula de Biología.

Me pasé la mano por mi cabello con descuido. La observé de reojo esperando su contestación, que probablemente sería abierta,contestadora y quizás sutilmente grosera, ni siquiera sabía su nombre, pero con lo mucho que sabía de los humanos en tantos años viviendo en torno a ellos había aprendido a clasificarlos rápidamente.

- Eso es porque no te lo he dicho-. Le dije levantando una ceja-. Lewis Hardy ¿Y tú eres...?

En esos momentos escuché que las chicas con las que nos habíamos cruzado unos segundos atrás comentaban sobre mi y la chica nueva, eso me hizo sonreír casi imperceptiblemente, "que rápido corren los rumores", pensé.

- Keyra-. Repetí su nombre pensativamente, hacía muchos años, en mis tiempos de humano había conocido a una joven con el mismo nombre, una enfermera alemana durante la segunda guerra mundial-. Interesante nombre-. añadí.

Asentí con la cabeza ante sus palabras, la verdad es que no tenía para nada aquel acento inglés, así que suponía que hacía bastantes años había abandonado ese país.

- Lewis es por mi bizabuelo-. Le respondí de manera evasiva, de manera que entendiera que mi nombre no tenía porque estar relacionado con mi lugar de origen.

- Este año entré, pero no a mitad de año como tú-. Le dije mirándola con algo de diversión-. ¿Que tal eres en gimnasia?-. Le pregunté recordando que el profesor de esa asignatura se caracterizaba por ser implacable.

La miré burlonamente ante sus palabras y reí casi imperceptiblemente.

- Será un espectáculo digno de ver, quizás me quede a observarte -. Le dije observándola por al rabillo del ojo, vi que ya estaba un poco sonrojada.

Con mis sentidos pude preveer que me golpearía, pero sabía que no sería nada preocupante, asi que la dejé, es más no sentí su golpe.

- Dime Keyra, aparte de ser mala en deportes. ¿Algún area en que destaques positivamente?-. Realmente aquella humana parecía interesante, se me hacía interesante la conversación que estaba llevando con ella.

Asentí en silencio.

- Todo-.Dije con descarada soberbia, acomañando mi respuesta por una media sonrisa, la verdad es que aunque sonaba soberbio era la pura verdad, tantas años de estudios en universidades, secundarias, etc, que la secundaria se me hacía completamente fácil, no tenía complicaciones con nada, de hecho debía fallar a propósito en alguans cosas sólo para nolevantar las sospechas y ser tachado de "adolescente genio"-. ¿Eres nueva en L.A, o es que solo te has cambiado de secundaria?